Pocos platos representan tan bien el sabor del mar y la sencillez de la cocina mediterránea como la sepia a la plancha. Presente en bares y restaurantes de costa y del interior, esta receta conquista por su textura tierna, su aroma inconfundible y su capacidad para despertar el apetito desde el primer bocado.
Un ingrediente humilde pero lleno de sabor
La sepia, también conocida como jibia o choco según la región, es un molusco cefalópodo muy común en el Mediterráneo. Su carne es firme, blanca y con un sabor suave, lo que la convierte en un ingrediente muy versátil. A diferencia del calamar, su cuerpo es más ancho y plano, y su tinta es también muy valorada en otras recetas como el arroz negro.
Además, es un alimento bajo en grasas, rico en proteínas de alto valor biológico y con un buen aporte de minerales como el fósforo y el selenio. En cocina, se valora sobre todo por su textura carnosa y su sabor limpio, que se potencia con preparaciones simples.
Origen e historia: del puerto al plato
La sepia a la plancha tiene sus raíces en la cocina marinera de la costa mediterránea. En los puertos, era habitual que los pescadores cocinaran la sepia recién capturada sobre una plancha metálica caliente, simplemente con un poco de aceite y sal. Así respetaban al máximo su sabor natural y disfrutaban de un plato rápido, nutritivo y delicioso.
Con el tiempo, esta preparación se ha popularizado en todo el litoral español, desde Cataluña hasta Andalucía, y ha llegado también al interior, donde es uno de los platos estrella de muchas cartas de bar.
Cómo se prepara una buena sepia a la plancha
Aunque parezca una receta sencilla, hay algunos trucos para que la sepia quede tierna, sabrosa y nada gomosa:
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Limpieza: se retira la bolsa de tinta, el pico, los ojos y la pluma interna. En algunos casos, se conserva parte de la piel para aportar más sabor.
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Reposo previo: algunas cocinas la congelan y descongelan antes de cocinar para ablandar su carne.
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Corte: se puede cocinar entera, en tiras o troceada en cuadrados, según el tipo de plancha y el gusto del cocinero.
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Plancha bien caliente: es esencial que la superficie esté al máximo de temperatura para sellar la carne y evitar que suelte demasiada agua.
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Sazonado: con solo sal, aceite de oliva y, al final, un toque de ajo y perejil picado, se logra una mezcla irresistible.
También hay variantes regionales con un chorrito de limón, alioli casero o incluso un poco de picante.
En Restaurante Fènix Olèrdola, la servimos como nos gusta: honesta y deliciosa
En nuestro restaurante, la sepia a la plancha es uno de los platos más solicitados de nuestro menú. Apostamos por una elaboración fiel a la tradición: plancha muy caliente, aceite de oliva virgen extra, ajo y perejil fresco, y una pizca de sal marina. La acompañamos con una guarnición ligera que realza su sabor sin eclipsarlo.
El resultado es un plato que huele a mar, que se saborea con calma y que recuerda al verano, incluso en pleno invierno.
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