En el Restaurante Fènix Olerdola, donde la tradición y la innovación se dan la mano, hay un postre que brilla con luz propia, especialmente cuando llega el frío y las fiestas de Navidad. Un dulce que es mucho más que un simple postre: es un símbolo de nuestra tierra, un abrazo azucarado y un final perfecto para cualquier comida. Hoy queremos rendirle homenaje a la auténtica Crema Catalana.
¿Qué es la Crema Catalana? La reina de los postres
A menudo se la confunde con su prima hermana, la crème brûlée francesa, pero la Crema Catalana tiene personalidad propia. Se trata de una crema de textura sedosa y aterciopelada, aromatizada con canela, piel de limón y, a veces, un toque de anís, y coronada con esa capa de azúcar caramelizada que cruje deliciosamente al romperla con la cuchara. Es la combinación perfecta entre la suavidad de la crema y la textura glass del caramelo.
Un viaje en el tiempo: Los orígenes de un clásico
Los orígenes de la Crema Catalana se pierden en el tiempo, lo que demuestra lo arraigada que está en nuestra cultura. Los primeros registros escritos se remontan al siglo XIV, en el Llibre de Sent Soví, uno de los recetarios medievales más antiguos de Europa. Esto la convierte en un postre con siglos de historia, muy anterior a la crème brûlée francesa.
Su nombre en catalán, «Crema de Sant Josep», nos revela una de sus curiosidades más bonitas. Tradicionalmente, se preparaba para el 19 de marzo, día de San José, que coincide con la festividad del padre. Por ello, es un postre estrechamente ligado a las celebraciones familiares y a la figura paterna.
El secreto está en la olla: ¿Cómo se hace la crema catalana auténtica?
La receta puede parecer sencilla, pero como todo en la cocina, el diablo está en los detalles. En el Restaurante Fènix Olerdola, seguimos la receta de siempre, con el cariño y la paciencia que merece.
Ingredientes (para 4 personas):
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½ litro de leche entera
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4 yemas de huevo
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100 g de azúcar (más azúcar extra para caramelizar)
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20 g de maicena o harina de maíz
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1 rama de canela
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1 piel de limón (solo la parte amarilla, sin la blanca)
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1 piel de naranja (opcional, pero recomendable)
Elaboración:
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Infusionar: En un cazo, calentamos la leche con la rama de canela y las pieles de limón y naranja. Llevamos a ebullición, apagamos el fuego y tapamos. Dejamos infusionar durante al menos 15-20 minutos para que la leche coja todo el aroma.
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Mezclar las yemas: En un bol, batimos las yemas de huevo con el azúcar hasta que blanqueen y tengan una textura cremosa. Añadimos la maicena y mezclamos bien.
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Unir con la leche: Colamos la leche infusionada para retirar las pieles y la canela. La vertemos poco a poco sobre la mezcla de yemas, sin parar de remover para que no se cuajen los huevos con el calor.
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Cocer la crema: Volvemos la mezcla al cazo y la cocemos a fuego muy suave, removiendo constantemente con unas varillas. ¡Paciencia! Es fundamental no dejar de remover para evitar que se formen grumos y que se pegue en el fondo. La crema estará lista cuando espese y cubra el dorso de la cuchara.
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Enfriar: Rellenamos los recipientes individuales (las típicas cazuelitas de barro son ideales) y dejamos enfriar por completo a temperatura ambiente antes de meterlas en la nevera. Deben reposar al menos 4 horas, o toda la noche.
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El Toque Final: ¡El Caramelo! Justo antes de servir, espolvoreamos una fina capa de azúcar por encima de cada crema. Usando un soplete de cocina, caramelizamos el azúcar hasta que quede dorado y crujiente. El contraste entre el caramelo caliente y la crema fría es mágico.
Curiosidades y propiedades que quizás no conocías
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¿Quién fue primero? Como decíamos, la Crema Catalana es anterior a la crème brûlée. Un orgullo de nuestra gastronomía.
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El truco de la moneda: Antiguamente, para saber si la crema estaba en su punto, se colocaba una moneda en el centro. Si se mantenía en pie, la crema estaba perfecta.
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Un postre con propiedades: Aunque es un postre indulgente, los ingredientes de la Crema Catalana tienen sus beneficios. La canela es antioxidante y ayuda a la digestión, el limón es una fuente de vitamina C, y las yemas de huevo son ricas en proteínas y vitaminas A y D. Como todo, la clave está en el disfrute moderado.
En el Restaurante Fènix Olerdola: Nuestra versión de un clásico
En nuestra casa, la Crema Catalana es un emblema. Respetamos la receta tradicional porque creemos que es perfecta tal cual es. Utilizamos productos locales de la máxima calidad: leche fresca de las granjas de la comarca, huevos de corral y los cítricos más aromáticos. Cada una de nuestras cremas se elabora artesanalmente y se carameliza en el momento de servir, para garantizar esa experiencia única de texturas.
La próxima vez que nos visites en el Restaurante Fènix Olerdola, no te marches sin probar nuestra Crema Catalana. Es más que un postre; es un pedacito de nuestra historia y nuestro corazón, servido en una cazuelita de barro.
¿Te ha entrado el antojo? ¡Te esperamos!